Terapias Asistidas con Caballos
Las Terapias Asistidas con Caballos (TAC), dentro de las cuales se encuentra la Hipoterapia, son un tipo de actividades terapéuticas conocidas por los logros alcanzados. Se trata de un tipo de intervenciones, complementarias con las terapias convencionales, que utiliza al caballo como instrumento terapéutico para la rehabilitación de pacientes con diversas patologías. Desde este tipo de actividades, se pueden abordar las áreas motora, cognitiva, emocional, social y de lenguaje del ser humano, siempre y cuando, dichas actividades estén dirigidas por profesionales sanitarios y/o terapeutas, de las distintas disciplinas que existen, como fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, psicólogos, logopedas, etc.
Como ya se ha explicado, las TAC, utilizan al caballo como herramienta dentro de unas actividades dirigidas por un profesional sanitario para conseguir unos determinados objetivos dentro de un tratamiento.
Lo más significativo de este tipo de terapias es la motivación intrínseca que tiene para el paciente el contacto con el animal, lo que implica que éste pueda realizar ejercicios y actividades que, dentro de la exigencia terapéutica que tienen, las realiza casi como “jugando”, ya que se eliminan elementos fríos de trabajo que se usan habitualmente, como la camilla, mesa de trabajo, aparatos, etc., siendo éstos sustituidos por un animal que aporta calidez, emociones y disfrute para los sentidos.
Beneficios de las terapias asistidas con caballos
Los beneficios que el contacto con el caballo, así como las actividades que con él se realizan, alcanzan a diferentes áreas del ser humano, que siempre ha de ser visto de forma global, de modo que encontramos beneficios a diferentes niveles:
- A nivel psicológico, cognitivo y emocional: mejora autoestima y ayuda a disminuir la ansiedad, favoreciendo el mantenimiento de la atención y la concentración y pudiendo trabajar diferentes aspectos de la memoria, como la reminiscencia, la memoria autobiográfica, el razonamiento y la resolución de problemas.
- En el lenguaje: aumenta el vocabulario y es una ayuda importante para mejorar y aumentar la comunicación gestual y oral.
- En el aspecto social: favorece la interacción social y desarrolla el amor y el respeto hacia los animales, así como también puede ayudar a mejorar el sentimiento de responsabilidad.
- Y por supuesto, a nivel físico y psicomotor, mejora el equilibrio, fortalece la musculatura sobre todo en espalda, ayudando a normalizar el tono muscular general; corrige cifosis y escoliosis, mejorando la estabilización de tronco y cabeza; mejora la coordinación, favorece la simetría corporal, aumenta la movilidad articular y favorece la integración de un patrón de la marcha normalizado.
¿A quiénes está dirigido?
Esta actividad está destinada a personas de todas las edades, desde 45 días, a adultos sin límite de edad. De esta actividad pueden beneficiarse personas con diferentes patologías y trastornos, como: traumatismo craneoencefálico, parálisis cerebral, esclerosis múltiple y esclerosis lateral amiotrófica, hemiplejía, paraplejia, diplejía, distrofia e hipotonía muscular, amputaciones, sordera y ceguera, patología cromosómica como síndrome de Down, trastorno del espectro autista, discapacidad intelectual, déficit de atención con o sin hiperactividad, dificultades del lenguaje, dislexia, dispraxia, retraso y trastorno generalizado del desarrollo, enfermedades neurodegerativas y también en enfermedades geriátricas así como en personas mayores sin patología añadida, pero con el deterioro propio del envejecimiento.
Principios y filosofía del Centro de Hipoterapia “Aurelio Vela”
Aplicamos diferentes abordajes desde nuestras disciplinas, dependiendo de cada paciente y de lo que se desea trabajar. En cada sesión actúan diferentes principios terapéuticos, tanto desde lo que nos aportan nuestras correspondientes disciplinas, como lo que nos llega a través del caballo.
Realizamos una valoración inicial al paciente y revisamos el historial médico y rehabilitador que nos pueda aportar. Acordamos con él y/o con sus familiares, unos objetivos reales a conseguir, de modo que éstos nos guían a la hora de elegir las actividades que se van a realizar. Elegimos al caballo más adecuado, según las características y condiciones del alumno y realizamos un plan de actividades. Por supuesto, tenemos en cuenta las posibles contraindicaciones médicas, así como las precauciones que hemos de tomar con cada alumno a la hora de programar y realizar las actividades.
A partir de ahí comenzamos el tratamiento, realizando el seguimiento y las modificaciones que sean necesarias. Así conseguimos mejorar la sintomatología del paciente, mejorando su calidad de vida, pero lo más gratificante siempre es la sonrisa del “jinete”, presente desde el primer contacto con el animal y donde se inicia una relación de “amistad”: jinete y caballo se relacionan e interactúan, ambos se “comunican” entre ellos y en ninguno de los casos juzgan o discriminan.